La Navidad se conoce como tiempos de paz y esperanza, el fútbol fue el puente entre las fuerzas alemanas y las aliadas en plena I Guerra Mundial, los primeros (el Real Regimiento Sajón) ganaron por 3-2 a los segundos, mayoritariamente escoceses (Batallón de Infantería de Escocia), en un partido histórico en tierra de nadie entre las trincheras.

Por una vez, el fútbol pudo más que la guerra y los soldados de ambos bandos aprovecharon el alto el fuego el 25 de diciembre de 1914 para jugar por la mañana al balompié en un claro (congelado por las frías temperaturas europeas, eso sí) entre los boquetes de los bombazos y las líneas de atrincheramiento. Se improvisaron palos de madera para las porterías sujetos por piedras y cascos de combate. El balón lo puso un soldado escocés.

La noche previa ya habían cantado juntos villancicos e intercambiado tabaco y periódicos para aliviar tensiones tras seis meses de duro conflicto bélico. Todo esto fue en la localidad belga de Ypres, en Flandes. El partido duró cerca de una hora (hasta que el oficial alemán en jefe lo suspendió) y vencieron los alemanes por 3-2. No hubo árbitro pero los contendientes siguieron las reglas del juego del fútbol con honestidad. Algunos jugadores escoceses jugaron incluso con sus ‘kilts’, sus peculiares faldas.

De todo esto, pese a la censura oficial de la época por no ver con agrado el momento de confraternización, se ha sabido por cartas a sus familiares de soldados implicados.

Promovido por el entonces presidente de la UEFA, el francés Michel Platini, se hizo un homenaje conmemorativo en 2014 (monumento incluido) y aparecieron en un vídeo relatando lo sucedido un siglo antes estrellas modernas del fútbol como Wayne Rooney, Phillipp Lahm, Hugo Lloris, Bastian Schweinsteiger y Gareth Bale junto a los exjugadores Bobby Charlton, Didier Deschamps y Paul Breitner.