La capacidad económica de los grandes clubes de Europa les facilita permitirse lujos lejos del alcance de otras entidades más modestas y que, aun disponiendo de recursos, probablemente optarían por opciones más asequibles. Precisamente por el empecinamiento en viajar en avión, el Manchester United vivió ayer una odisea para acudir a disputar el encuentro de la Copa de la Liga que finalmente perdió contra el Bristol City.

La entidad de Manchester optó por viajar en el día a Bristol —una decisión criticada en Inglaterra— y realizar en avión un desplazamiento de apenas 277 kilómetros de estadio a estadio. Una distancia, por ponerla en contexto, muy inferior a la que cubren en autobús muchos equipos de la Segunda B española para disputar sus partidos cada fin de semana. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana Cerceda y Badajoz hicieron más de 600 kilómetros (ida, y otros tantos de vuelta) para acudir a sus compromisos frente a Talavera y Lorca, respectivamente.

Sin embargo, lo que debía ser un breve viaje para la expedición del United se convirtió en un verdadero rodeo. Según informa el Daily Mailla niebla impidió el aterrizaje en Bristol del avión privado que transportaba al equipo de José Mourinho. Tras dar varias vueltas, la nave fue desviada al aeropuerto de Cardiff, a 90 kilómetros del escenario del encuentro, y aterrizó en la capital de Gales a las 12:30 del mediodía hora local, dos horas y cinco minutos después de haber partido de Manchester. Los integrantes de la expedición del United tuvieron que completar el trayecto en autobús para sumar una hora más de viaje a un desplazamiento que por carretera les habría supuesto menos de cuatro horas.