Un hecho insólito llamó la atención en el partido que disputaron Besiktas y Leipzig en Turquía. En el encuentro correspondiente a la segunda fecha del Grupo G de la Champions League, el delantero alemán Timo Werner no toleró el ensordecedor bullicio de la parcialidad local y abandonó el compromiso a los 30 minutos del primer tiempo.

Es habitual el fervor de los simpatizantes turcos en las presentaciones de sus equipos, pero lo que ocurrió en el Vodafone Stadyumu marcó un antecedente que no se había vivido nunca. Cansado del griterío de los fanáticos locales, el atacante de Stuttgart intentó calmar el daño que le provocaban los gritos con unos tapones para los oídos.

Como la iniciativa no brindó los efectos esperados, Werner solicitó un prematuro cambio cuando el cronómetro de Karasev marcaba la media hora de juego. Su reemplazante fue Klostermann y el resultado final dejó una victoria para el anfitrión por 2 a 0, gracias a los goles de Babel y Talisca.

«Nunca he visto una atmósfera como ésta en mi vida, no pude concentrarme en el partido. Pedí unos tapones y tampoco me ayudó. Todavía no me siento bien», dijo el propio Werner al acabar el cotejo, según el medio local CapaMag Spor. «Es imposible preparar a un equipo para una atmósfera como ésta, hubo un ruido ensordecedor, al principio del juego nos afectó un poco», concluyó el alemán.

Con el triunfo, el Besiktas quedó como líder de la zona con 6 unidades, seguido del Porto que sumó 3. El Mónaco y el Leipzig cierran la tabla con un punto cada uno.