El Athletic dio una buena imagen en Irlanda, pese a caer derrotado ante un Liverpool que jugó con un alineación distinta en cada tiempo. El equipo bilbaíno, plagado de jugadores formados en Lezama, terminó el primer periodo a un gran nivel; pero se vieron claramente superados en la segunda mitad. Ni Klopp ni Ziganda convocaron para esta cita amistoso a sus principales figuras. Coutinho, Sturridge, Aduriz y Raúl García, entre otros, causaron baja.

El espectáculo, pese a todo, estuvo a la altura de lo esperado. Tanto a ras de césped como en los graderíos, donde más de 50.000 personas disfrutaron de la fiesta. El fútbol, en cualquier caso, brilló a ratos a ras de césped.

Los reds mandaron en el arranque del choque, logrando abrir el marcador por medio de Firmino, de penalti. A los leones parecía pesarles la entidad del rival e incluso el marcador en contra, pero todo cambió desde el preciso instante en que empezaron a hacer daño a la contra y, sobre todo, a tener mayor tiempo la posesión del balón. Williams, en tal coyuntura, firmó el empate. El segundo tiempo, sin embargo, fue de claro color inglés. La derrota de los bilbaínos quedó reducida a una simple cuestión de tiempo. El tiempo justo para que el prometedor Woodburn hiciera el segundo. Solanke cerró más tarde el marcador.

La cita de Dublín de estos dos equipos patrocinados por New Balance quedó un tanto mediatizada por la participación del Liverpool a mitad de semana en la Audi Cup disputada en Munich y el partido de Europa League del Athletic frente al Dinamo Bucarest. Tanto Jurgüen Klopp como Kuko Ziganda afrontaron este amistoso del Aviva Stadium con bajas sensibles en sus respectivas alineaciones.

En la lista del míster alemán no figuraron Coutinho, Sturridge, Henderson y Lallana. En la del navarro, las ausencias significativas llevaban los nombres de Laporte, Raúl García, Aduriz, Muniain y Susaeta. Ambos, pese a todo, pudieron componer un once titular suficientemente atractivo para las más de 50.000 personas presentes en el estadio.

Los ingleses comenzaron en plan mandón frente a un conjunto bilbaíno plagado de futbolistas que pasaron por las manos de Ziganda en el Bilbao Athletic. El entrenador rojiblanco, al igual que una semana antes en Leioa frente al Reus situó a Kepa bajo palos con Núñez y Bóveda como centrales con Lekue y Saborit en los laterales. San José y Rico, los más veteranos, ejercieron en el doble pivote con Sabin, Aketxe y Córdoba por delante y Williams en punta.

La presión del Liverpool ahogó a un Athletic incapaz de dar más de tres pases seguidos. Las llegadas y ocasiones se fueron acumulando ante el portal del siempre seguro Kepa. Origi perdonó un uno contra uno ante el portero ondarrutarra; pero poco después Lekue se durmió en los laureles y no le quedó más remedio que cometer penalti sobre Firmino. El brasileño marcó desde el punto fatídico.

Los leones, con todo en contra, fueron haciéndose dueños del balón con el discurrir de los minutos y tras protagonizar un par de buenas contras, conducidas por Aketxe y protagonizadas por Williams, consiguió firmar el empate. El medio de Romo centró y el delantero bilbaíno definió. Los de Ziganda llegaron al descanso dando sensación de peligro ante un Liverpool desbordado.

Klopp afrontó el segundo tiempo con un equipo totalmente renovado. Mignolet, el portero, fue el único del once titular que repitió. Ziganda, en cambio, apostó por los mismos leones del arranque.

El Athletic se mantuvo de arranque en la misma línea de juego con la que llegó al descanso. Córdoba tuvo una buena ocasión pronto para hacer gol, pero fue Woodburn, poco después de un paradón de Kepa a remate de Mane, quien deshizo la igualada. El joven canterano del conjunto inglés, de tan solo 17 años de edad, dejó patente todo lo bueno que se viene hablando de él en Liverpool.

Los leones, sin balón y en desventaja en el marcador, empezaron a sufrir atrás. De Marcos, Beñat y Villalibre entraron a poco más de 20 minutos para el final, pero la dinámica del choque estaba totalmente definida. El tercer gol red, de Solanke de cabeza, vino a reflejar la ya clara superioridad de los ingleses.