Los récords del mercado de pases en el fútbol cada vez saben menos de límites. En apenas dos décadas, las cifras de las mayores transferencias se multiplicaron por 10, desde que en 1997 el brasileño Ronaldo era comprado por el Inter de Italia por casi 20 millones de euros hasta el inminente fichaje de su compatriota Neymar al PSG rompiendo una cláusula de rescisión de 222 millones de euros. También, duplicará el récord previo, ostentado por Paul Pogba, vendido en 105 millones de euros. ¿Cómo alcanza el club francés estas cifras casi obscenas?

Bajo el liderazgo de Nasser Al-Khelaifi, el Paris Saint Germain ha roto el mercado en el último lustro con contrataciones que otorgaron un salto de calidad a la Ligue 1. Fue en 2012 cuando desembarcó la nueva administración del club, que quedó en manos de Qatar Sports Investments, un fondo soberano de inversión del emirato, con sede en Doha, que buscaba dónde colocar su millonaria renta de hidrocarburos.

Al-Khelaifi no era un desconocido del mundo deportivo. Con una carrera (poco exitosa) dentro del tenis, logró ubicarse entre los mejores 1.000 jugadores del circuito ATP. Actualmente, el presidente del PSG es también titular de la Federación de Tenis qatarí (así como las de bádminton y squash) y presidente de la cadena Al Jazeera Sports (propietario de los derechos televisivos de la liga francesa). Es, por otra parte, ministro sin cartera del gobierno de Qatar y presidente del QSI, la rama deportiva de una de los fortunas más imponentes del mundo.

¿Es polémico que el gobierno gaste fortunas en el deporte, incluyendo la realización del Mundial 2022? Para él, todo lo contrario, es un orgullo para la gente. «Lo ven como algo muy positivo. Todos están contentos por el modo en que estamos ayudando al Barcelona (por un auspicio en la camiseta), por la adquisición del PSG y por el Mundial. Si usted va a Qatar y le pregunta a cualquier qatarí le dirá que está muy orgulloso de su país por lo que estamos consiguiendo», explicó en entrevista con El País.

Qatar y sus vínculos con el terrorismo

En ese sentido, evitó responder si cree que la inyección de dinero pueda estar relacionada con una protección militar de los países de Occidente. «Lo siento, yo no estoy en política», se excusó.

Precisamente, los vínculos de Qatar han estado bajo fuego en los últimos meses por sus vecinos árabes, que acusan al emirato de financiar al terrorismo. Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin suspendieron relaciones y le exigieron una lista de 13 demandas para poner fin a la disputa, incluyendo cerrar medos de prensa como Al-Jazeera, cortar lazos con grupos islamistas como la Hermandad Musulmana, limitar relaciones con Irán y expulsar a los soldados turcos estacionados en el país.

Fuentes del PSG aseguran que la crisis en el Golfo Pérsico no repercutirá de ninguna manera en las finanzas del club. El boicot puede afectar los balances del emirato, pero el superávit sigue siendo alto y no bajaría las cifras del fondo deportivo.

El fondo QSI

Qatar Sports Investments no oculta que ensalzar la imagen del emirato es una de sus misiones. Como parte del Fondo Soberano de Inversión de Qatar, usa los superávits generados por la industria del petróleo y gas natural, cuyos aportes son estimados en más de USD 60 mil millones.

QSI ha invertido millones en otras áreas, como la Formula 1, pero por ahora sus propiedades se limitan al club francés, a una marca de ropa deportiva y a una firma de marketing.

Si las autoridades del fondo tienen que negociar con el Barcelona, se encontrarán algunas caras conocidas. En el 2010, ambas entidades firmaron un acuerdo estratégico y la camiseta blaugrana, que estuvo más de 100 años sin lucir marcas en el pecho hasta la llegada de Unicef, comenzó a mostrar los logos de Qatar Foundation y Qatar Airways.

Fair play financiero, una deuda del PSG

Hasta 2017, el Paris SG ostentaba el sexto presupuesto del fútbol mundial, con un plantel de USD 660 millones. Casi un 25% de la cifra la aportó, también, Qatar, a través de su oficina de Turismo con un contrato de patrocinio.

Las autoridades del club, sin embargo, deberán poner manos a la obra para evitar sanciones por el estratosférico fichaje del brasileño. Las normas de transparencia financiera (fair play) de la UEFA son claras y ya hubo sanciones al respecto. El reglamento explica que los clubes solo pueden gastar 5 millones de euros más de lo que ingresa a sus arcas. Si el club está cubierto por una contribución de los propietarios (como es el caso del PSG), el déficit puede estirarse en esta temporada a 30 millones de euros.

¿Qué significa? Si se concreta la venta de Neymar, cuya cláusula de recisión es de 222 millones de euros, el club deberá vender varios jugadores y/o firmar jugosos contratos con auspiciadores que hagan que los ingresos se acerquen a los egresos en la hoja de balances, y así evitar una sanción como la que ya recibió en 2014 por parte del órgano europeo. Ese patrocinio no podrá ser de una entidad qatarí, ya que automáticamente la UEFA abriría una investigación, con potestad de rebajar las cifras del contrato.

Aún así, QSI asegura que todas sus inversiones buscan tener retornos. Según destaca la organización, su ambición es «invertir de en proyectos deportivos rentables y ser una marca reconocida globalmente». Para lograrlo, a Neymar no le bastará con conquistar el título de la liga francesa, que ya abunda en las vitrinas del club: deberá buscar la ansiada Liga de Campeones y, así, confirmar que vale lo que están pagando por él.