En el Vuelo IB2836 que salió de El Prat con destino a New Jersey a las 16.00 horas iba toda la expedición del Barça en un Airbus 340 con 46 plazas vip. Los integrantes del equipo, con Semedo y sin Deulofeu ni Rafinha, estaban sentados en esa área delantera al igual que los directivos que han ido a Estados Unidos.

Neymar, el hombre de la semana, apareció con cara de pocos amigos, con gorra, gafas de sol y un auricular colgándole de la oreja. Sin nadie a su lado con quien hablar. Fue el último en salir del autocar, el penúltimo en entrar en el hall del aeropuerto y entró solo por la rampa del finguer que le llevó hasta el avión. Allí, se sentó con Douglas, el único brasileño que estaba en el avión. Neymar no parecía sentirse cómodo.
No quería saber nada de nadie pero el presidente Josep Maria Bartomeu, que acudió a USA, tenía una idea muy clara entre ceja y ceja: Verse por primera vez en un cara a cara con el jugador para desgranar los detalles de los contactos que mantiene con el PSG, conocer de primera mano lo avanzado que estaban las negociaciones y efectuar un intento de evitar su fuga. “Seguro que vamos a reunirnos con él”, avanzó a SPORT un ejecutivo de la entidad que viajó con el equipo.

Bartomeu intentó coger el toro por los cuernos para desvanecer la incomodidad del jugador y lograr que dejara de escuchar los cantos de la sirena. Fue en este desplazamiento de ocho horas cuando Bartomeu se reunió con el jugador tras haberse visto por la mañana con el padre del mismo.

Bartomeu sabe que tiene un problema “grave”, según fuentes del club aunque algunos directivos lo quieran negar, pues el Barcelona no colma las aspiraciones del jugador.

En el vestuario apenas le quedan brasileños, en el equipo es el número 2, su proyección hasta el número 1 del equipo y, como consecuencia, del mundo queda frenada, existe una diferencia contractual enorme con Leo, le han traído un entrenador que ni fu ni fa, los fichajes para reforzar al equipo apenas han llegado…

El PSG le ofrece un excelente contrato, top mundial, y un proyecto deportivo en el que será la cabeza visible, el número 1 que tanto desea. “Este es el problema”, aseguran fuentes de la propia entidad, consciente de la imposibilidad de cambiar la jerarquía estando Messi en el equipo.
Y así fue como el presidente azulgrana abordó con el jugador para convencerle de la dimensión que le ofrece el club azulgrana, del camino recorrido hasta ahora y de la proyección que puede tener de cara a un futuro inmediato.

Se desconoce el resultado de esta reunión y veremos si es la última vez que Neymar pisaba el suelo de Barcelona como jugador de la entidad. El tiempo dirá qué hará.