La mano dura de Pep, sumada a su talento como entrenador, hicieron posible que el Barcelona se consagrara como uno de los mejores equipos de la historia. Además por supuesto, de contar con el mejor jugador de la historia (para muchos), Lionel Messi.

Pero antes de Pep, la historia era distinta. Tras haber ganado la Champions League bajo el mandato de Frank Rijkaard, el equipo culé pasó dos temporadas sin ganar nada. Después de obtener dos veces la Liga de España y de conseguir la Copa de Campeones por segunda vez en su historia, el equipo se relajó. Y llegaron los deslices.

Uno de los dirigentes de ese momento, Alfons Godall, confirmó en una entrevista para La Sotana de Radio Barcelona, que el vestuario del Barça no era del todo sano. De hecho, Godall explicó que jugadores como Ronaldinho, Deco o Maxi López organizaban orgías dentro del club. Además señaló que no eran buenos compañeros y que le hacían bullying a los jóvenes como Bojan Krkic. Por último reveló que los trabajadores del club los habían apodado con el nombre «el club de la caipirinha».

Saliendo estas cosas a la luz es más entendible la decisión de Pep Guardiola de quitarse de encima a Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o cuando llegó al banquillo del primer equipo en pos de un vestuario más saludable.