Mientras los entrenadores estudian durante horas cómo detener a jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Gareth Bale, Toni Kroos o Karim Benzema, Sergio Ramos siempre logra escabullirse para arruinarle el plan a los rivales.

Esto no es una casualidad, sino que el defensor español sabe como explicarlo: «Llevo toda la vida rematando de cabeza desde enano en la playa con mi padre, de algo ha servido». Pero esto no es lo único: «Alguien dijo que cuanto más trabajo, más suerte tengo y la suerte hay que buscarla. (…) Hasta que no pita el árbitro siempre queda una posibilidad de cambiar la actuación».

Esta última frase le da la razón al arquero del Napoli, Pepe Reina, quien tras la derrota por 3 a 1 de este martes de su equipo ante el Real Madrid sentenció: «No es la cabeza, es la determinación lo que le hace distinto al resto, además de los balones que le pone Kroos, que tiene un guante en el pie. Sergio se aprovecha del bloqueo, de estar estático el rival, como hoy».

En 2014, el español fue el artífice de un agónico gol en la final de la Champions League en Lisboa ante el Atlético Madrid, que obligó a estirar el partido a una prórroga, en donde el Real Madrid se impuso por 4 a 1.

Dos años más tarde, ambos equipos se volvieron a enfrentar en la final del certamen continental y nuevamente Ramos, tras una pelota parada, marcó el tanto de su equipo, que finalmente se quedaría con el trofeo tras definir por penales.

En diciembre de 2016, el zaguero también sacó a relucir su poderío ofensivo en el clásico ante el Barcelona en el Camp Nou por el torneo doméstico. Con ese tanto en el minuto 90, los de Zidane rescataron un punto en la casa de su máximo rival.