El negocio de la Copa Mundial. Para la FIFA este evento deportivo que se inicia el 2018, no solo representa un gran show que les generará réditos en su reputación – tan mellada por acusaciones de actos de corrupción – sino también importantes ingresos, sobre todo por los derechos de retransmisión.

A lo que se suma la expansión en la participación de la copa del fútbol a 48 países, 16 selecciones más de las que vienen participando desde 1998. Así, asumiendo que el nuevo formato empiece en 2026, el número de equipos habría crecido a una tasa compuesta de casi el 10% cada torneo cuatrienal desde 1978.

La Copa del Mundo es la que financia a la FIFA. En efecto, los derechos televisivos y de marketing del último torneo supusieron el 70% de los ingresos combinados en el periodo 2011-2014. Las ventas crecieron un 36% a US$ 5,700 millones, pero los beneficios se redujeron casi a la mitad. El anteaño pasado, no obstante, la FIFA sufrió sus primeras pérdidas anuales (de US$ 122 millones) en más de una década, debido en parte a los gastos legales “imprevistos”. Ante lo cual prevé que el aumento de los equipos se traduzca en mayores audiencias.

Los ingresos de las finales europeas del año pasado (gestionadas por la UEFA) crecieron un 33% tras ampliarse el número de equipos de 16 a 24.

Aunque esta situación no es algo que esté garantizado. Así, que pese a que las horas de retransmisión del Mundial de Fútbol han aumentado, las audiencias se han mantenido prácticamente planas, según Kantar.

Por lo que La FIFA ha hecho lo que considera una apuesta segura. Los aficionados que quieran fútbol de calidad saldrán perjudicados. Pero todo aquel que haya visto últimamente un partido de Inglaterra ya está inmunizado contra el sufrimiento.