En el Di Stéfano empezó todo un 5 de enero de 2016 y no había mejor escenario para cerrar el año que en el estadio al que da nombre el mito del club blanco. Con la Champions, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa presentes, Cristiano salió el primero al campo bajo la ovación del madridismo. El portugués saludaba y poco a poco fueron saliendo el resto de jugadores. Se habían vendido odas la entradas y el Di Stéfano estaba lleno. Sólo los sitios de sobra dejaban algún claro en las gradas.

En lo deportivo, dos noticias. Pepe y Coentrao volvieron a entrenarse con el grupo (sólo se perdieron un ejercicio de carrera continua y Pepe tampoco participó en el partidillo) y Ramos salió al césped después de tres días en el gimnasio. El capitán aún arrastra la molestáis del Mundial de Clubes y sólo hizo leve carrera continua durante menos de media hora. Los hinchas corearon el nombre del héroe moderno del madridismo que las 11:30 regaló su sudadera y se fue al gimnasio para seguir con su recuperación ya en privado.

Pintus y Zidane bajaron la carga física de estos días y diseñaron un entrenamiento que consistió en unos rondos (20 minutos), después los porteros se fueron con Llopis y el resto hizo ejercicio de posesión durante toros 20 minutos y una serie de arrancadas durante poco más de cinco. Para terminar la sesión, el francés hizo cuatro equipos y os enfrentó a partidos en campo reducido, pero con porterías grandes. Este último ejercicio levantó el ánimo de los muchos niños que estaban viendo a sus ídolos. Los “¡uy!”, “¡oh!” y “¡Gol!” resonaban en las jóvenes gargantas que llenaban Valdebebas. El mini torneo acabó en penaltis para dirimir el campeón. Cristiano marcó el suyo y lo celebró con su clásico “SIuu” con la afición. Ganó su equipo, formado por Nacho, Modric, Carvajal, Enzo Zidane y Keylor Navas. Tras la mini-celebración llegó el momento de más felicidad para los más pequeños y el reparto de balones.

Tras el entrenamiento, en el que sólo hubo el pequeño susto de la caída de un hombre mayor, llegó el momento de pulsar la opinión de los madridistas tras un año de Zidane. La mayoría le dio un diez. “Ganar la Champions y al Atlético, lo merece”, nos justificaban. Otros se quedaban en notable alto: “Ha sido un año buenísimo, pero siempre hay cosas que mejorar”. La portada de AS con la oferta China por Cristiano fue muy comentada, pero la mayoría coincidía: “Cristiano no se vende”. Otros eran más contundentes: “Ni por 1.000 millones”. Otros tiraban de humor entre tanta crisis: “Si los 300 millones van a mi cuenta, yo se lo vendo”. La sonrisa madridista fue la tónica en 2016 y en su penúltimo entrenamiento no fue para menos. Pero Zidane quiere más y el 31 volverán a entrenarse.