¡Bienvenidos a la Champions League! Este bien podría haber sido el mensaje de la UEFA a los seguidores que acudieron al King Power Stadium para ver el primer partido del Leicester como local en la vieja Copa de Europa. Sin embargo, lo que se encontraron fue un ambiente muy distinto al de un partido de la Premier League.

El Leicester conoció ayer de primera mano las estrictas normas que la UEFA impone para proteger la imagen de marca de la Champions League, como recuerda The Sun.

Quien primero sufrió el férreo marcaje de la UEFA fue Filbert Fox, la simpática mascota del campeón de la Premier. Presente habitualmente en los partidos del Leicester en las competiciones domésticas, en la Champions sólo tiene permitido posar para la foto oficial con el equipo, previa petición y siempre y cuando su tamaño no supere demasiado al de una persona.

Una vez tomada la instantánea, nada de celebrar los goles con los futbolistas. Si las mascotas no pueden tener protagonismo en los partidos, los clubes si que recurren a ella para animar las previas. Sin ir más lejos, Atlético y Bayern hicieron confraternizar a sus mascotas (Indi y Berni) antes del partido de ida de semifinales la pasada temporada.

En la Champions League todo está medido con precisión. Incluso existe un protocolo para el corte del césped, que debe en televisión debe lucir perpendicular a la línea de banda. La música de celebración de los goles, habitual en muchos estadios, está restringida a 15 segundos y también requiere de la aprobación de la UEFA.

Cualquier aspecto está tasado y pautado con precisión. Hasta un total de 117 cuestiones son evaluadas por la UEFA antes del comienzo de la competición.