La Champions League vale su peso en oro y su simple presencia en el museo del club que resulta ganador, es un reclamo para la llegada de dinero. El equipo que levanta el trofeo que le acredita como el mejor de Europa ve como su cuenta de resultados aumenta de grosor de manera violenta. La ropa que viste vale más, el caché aumenta y el dinero llega en forma de transferencia procedente de Nyon y Zúrich por el simple hecho de participar en la Supercopa y en el Mundial de Clubes.

Se estima que el valor de ser campeón se aproxima a los 120 millones de euros. Y en ese reparto de dinero, como es lógico, participan los jugadores, que en esta ocasión tienen como recompensa 600.000 euros por conquistar el que sería el undécimo título continental de la competición más importante del mundo a nivel de clubes.

Todos los jugadores de la primera plantilla, con independencia de los partidos jugados, recibirán el premio lineal pactado, mientras que los jugadores del Castilla que han aparecido en alguna convocatoria recibirán una parte proporcional. Los empleados que están en el día a día del primer equipo blanco también participarán en el reparto del premio.

El acuerdo entre los capitanes y el presidente de la entidad madridista se ha ido perfilando en las diferentes reuniones que han mantenido ambas parte, la última el pasado miércoles. Entendimiento total, síntoma del buen clima en las relaciones que hay entre las dos partes. De hecho, el presidente viajará con el equipo hasta la capital de la Lombardía.