En Argentina, los medios y los hinchas se dividen entre los que aún perdonan a Lionel Messi por no lograr un título importante con la selección y los que lo cuestionan fuertemente por no repetir con la Albiceleste lo que consigue con el Barcelona. A las críticas que han surgido desde la final perdida ante Chile, se sumó una contundente editorial de Olé.

El texto comienza diciendo que «basta de excusas. Basta, por favor. Un poco de respeto para esa gente que se abrazó al televisor o llegó como pudo y gastó lo que no tiene para verlo entre miles de chilenos en el Nacional de Chile. Nada. Hay que pedir perdón, agachar la cabeza como Messi sabe hacerlo perfectamente, y darle para adelante».

Y agrega respecto del liderazgo de Messi que deben «apretar los dientes para la próxima vez ser un equipo más parecido a Mascherano. Está mal puesta la cinta de capitán. Terminemos con esto. El mejor jugador del mundo no nos representa en los momentos importantes».

De la actuación de La Pulga dice que fue «indignante. Hay veces que se puede jugar bien, otras no. Pero nunca puede uno caminar y caminar ausente mientras los compañeros se pelan el traste. Ser el mejor no sólo da derechos. También, obligaciones».

Apunta a que en el Mundial perdieron ante «la gigante Alemania» y que ahora fue «una dolorosa derrota por penales con Chile».

Sòlo salva a Mascherano, Biglia y la defensa, pero critica que «nos faltó arriba. Bah, dejemos de dar vueltas. Nos faltó Messi. Y sin Messi y sin la idea, porque no hubo ninguna idea de juego en la final que tuviera algo que ver con lo que se intentó el resto de la Copa, Argentina fue muy parecido al equipo que Sabella intentó remendar para el combate en el Mundial. Defendimos fuerte, Chile buscó pero no inquietó. Entonces, no está ahí el lío. Está más adelante».

Para Leo Farinella, autor de la editorial, «Argentina no tuvo casi nunca el control del balón, no tuvo circulación, no manejó el partido. Nada de nada. Y el coraje lo mostró para bancar el cero en el aspecto defensivo. No tuvo la convicción de sentirse superior y querer ganar la final. Esta derrota duele diferente que la del Mundial. No es tan importante, por supuesto. Pero aquella vez la tristeza fue porque se escapó de las manos un gran éxito por falta de eficacia en las situaciones generadas. Esta vez nos pasó lo peor que le puede pasar a un equipo argentino. No tuvo carácter».

Destaca que «a todos los que hicieron el aguante en Santiago, en Buenos Aires o en cualquier rincón del mundo que un futbolero se pone la camiseta de la Selección, hay que pedirles perdón. Como pide perdón al borde de las lágrimas Mascherano. Pero sirve el perdón del que dejó todo en la cancha.

Y al final sentencia «karma, maldición, estigma, la palabra que quieras. Pero cuando tu mejor jugador, el mejor del mundo, mira para abajo y quiere que se lo trague la tierra, se esconde en ese subterráneo que lo lleva a algún lugar lejano, baja en una estación sin nombre y se queda parado mirando una y otra vez que el tren pasa y se va… El tren pasó otra vez en una final. Es hora de aceptar el problema y tomar decisiones fuertes. Felicitaciones, Chile. Otra vez será, Argentina. Ojalá».