Tras graduarse en Ciencias Económicas y hacer un MBA en la escuela de negocios de Columbia, Mike Jeffries dio varios saltos laborales antes de ser contratado para relanzar una marca fundada en 1892 que había caído en bancarrota: Abercrombie & Fitch.  Jeffries apostó por la moda teenager, por dirigir Abercrombie a un público universitario de poder adquisitivo medio-alto pero no pensó en el largo plazo, basó su estrategia en un producto poco innovador, un proceso de internacionalización que empezó tarde y una marca que no mantuvo el ritmo.  Eso le llevó a una situación que ha finalizado con su salida de la compañía y Abercrombie & Fitch ha acabado por nombrar a un nuevo presidente del consejo de administración.

Es muy complicado entender que aquel equipo que peleaba el título de la Premier la temporada anterior, hoy deambule por la mitad de la tabla inglesa, lejos de los puestos europeos y fuera de los octavos de Champions con una indolencia abrumadora.  Los reds no solo no levantan cabeza, ahora mismo son un conjunto que juega sin alma, sin intensidad y con una ausencia total de ese espíritu que en otras épocas conseguía remontadas épicas.  Este once se tambalea, sufre demasiado cada partido y es apenas una sombra de aquel que se paseaba victorioso con cifras espectaculares y embrujaba a la afición de Anfield.

La noche de Champions frente al Basilea no descubrió nada nuevo, simplemente reveló aquella realidad brutal de la Suarezdependencia en la que se encontraba sumergido el equipo la temporada anterior.  Los conjuntos de Brendan Rodgers reciben muchos goles y la temporada anterior no fueron la excepción, fue el equipo más goleado de la parte alta de la clasificación, pero la producción goleadora del uruguayo de cada fin de semana, mantenía a flote el barco navegando plácidamente (Temp 13/14, 101-50, +51) pero la película cambio, al delantero charrúa le compraron un boleto de avión a Barcelona y sus reemplazantes aún siguen en deuda ya que entre Balotelli, Lambert y Lallana suman tan sólo 3 goles (Temp 14/15, 19-19, 0).

Pero es demasiado fácil culpar a uno solo.  Esto no se trata únicamente de Luis Suarez, a este peligroso coctel para el fracaso debemos sumarle que Daniel Sturridge, el compañero de fórmula del temible goleador celeste, pasa en estos momentos por un particular viacrucis; el punta nacido en Birmingham solo ha disputado los tres primeros partidos de la Premier actual anotando 1 gol y no jugo un solo minuto de esta Champions.  Y por si esto fuera poco, el bajón en rendimiento de esa joven perla llamada Raheem Sterling, los constantes fallos defensivos que se han traducido en goles en contra junto a varias acciones desafortunadas del portero Mignolet que han supuesto pérdida de puntos y en otras, hasta de partidos como aquel grave error ante el Ludogorets.

Mike y Brendan, de héroes a villanos.  El dolor de la Champions no sólo ha dejado ver lo peor de este “nuevo” Liverpool, también ha puesto en evidencia que a veces, las buenas decisiones económicas no siempre lo son en lo deportivo.  Esta lección le está costando sangre a los de Merseyside y ahora el director técnico deberá no caer en la tentación de quejarse o señalar, deberá emprender acciones y  proponer cambios que logren sacar a su equipo del laberinto en el que está metido. Ahora bien, Jeffries se fue de una de las casas más reconocidas de la moda y las acciones de la compañía se elevaron en la bolsa, ¿Sera hora de que Rodgers también se vaya?…