Cuando Demba Ba marcó el 2-0 para el Chelsea en Stamford Bridge hubo una persona, un futbolista, que vio pasar su carrera ante sus ojos. Doce ediciones de Champions League en sus botas y siete de ellas truncadas en los cuartos de final. El PSG es su sexto equipo y el sueño de la ‘Orejona’ vuelve a alejarse. Es Zlatan Ibrahimovic, el gafe de la Champions.

Esta vez le tocó vivirlo desde el banquillo. Una lesión le apartó del momento más decisivo de la temporada. El destino fue cruel con el delantero sueco. Le apartó de su ilusión sin siquiera poder luchar. Hay quien, a sus 33 años, cree que se le ha escapado su última oportunidad de reinar en Europa. Quizá la próxima edición el PSG vuelva con mayor experiencia y con esperanzas renovadas. Puede que no. Lo único seguro es que la Champions comienza a ser una angustiosa obsesión para Zlatan.

Por séptima vez en sus doce presencias, Ibra se despidió de Europa en cuartos de final. Por cuarta ocasión, fue un equipo inglés quien le alejó de la gloria. Fue la segunda vez que Mourinho se cruzó en su camino. Demasiadas casualidades, muchas historias que se repiten.

Ha pasado por seis equipos, cinco de ellos campeones de Europa. Busca el lugar oportuno en el momento indicado, pero la suerte no le puede resultar más esquiva. En el Ajax y en la Juve no pudo cumplir el objetivo cuando aún Ibra no era todo lo que es hoy. En el Inter, permaneció tres temporadas y se fue justo la temporada que el equipo se proclamó campeón. Fue el propio Inter quien generó una nueva decepción en su etapa en el Barcelona, equipo que levantó el título antes de su llegada y poco después de su salida. Tampoco hubo suerte en el Milan. Y ahora el proyecto del PSG también resulta insuficiente para las ambiciones del sueco.

El fútbol no entiende de justicia. Bien lo sabe Ibrahimovic, que asimila otro año más un duro adiós a la máxima competición de clubes. Persigue un sueño que le dio la espalda, una vez más, de manera cruel.