La botella de Absolut Vodka que fue el enfoque de la campaña publicitaria lanzada en 1981 es una de las más emblemáticas de la historia. Para nadie es desconocido que la fuerza del producto es su icónico envase, pero cuando dicha imagen se fue desgastando se necesitaba una alternativa para reavivar la llama; fue cuando TBWA, una agencia de publicidad, creó el juego de palabras que es el actual distintivo de la marca. Absolut Perfection, fue la primera.

No acostumbro hablar de un mismo equipo dos veces seguidas, la columna de esta semana era sobre el regreso de Maradona a Nápoles, pero los recientes acontecimientos en San Siro y el Camp Nou no dejan otra salida. Hasta hace poco tiempo el FC Barcelona se paseaba por el barrio con la tranquilidad del mandamás, los hinchas que antes se sentían orgullosos de ver a su equipo como un referente y una potencia del futbol del viejo continente ahora se sumergen en un mar de dudas e incertidumbre.

El conjunto símbolo del buen gusto con la redonda ha pasado de la riqueza de su futbol y técnica de sus jugadores a la pobreza de ideas alternativas o de algún plan B para situaciones como la que está viviendo. Y en contravía de algunos fanáticos, creemos que la diferencia grande que mantiene en La Liga no puede ocultar que en el equipo azulgrana hay un problema, que más allá de la efectividad con la que se comporta en el principal torneo español, el onceno ya no demuestra la lucidez de antes.

El toque característico del equipo, que tanto gusta a muchos, ha comenzado a resquebrajarse, a perder la velocidad que apabullaba contrarios y la repentización de algunos de sus genios para terminar por ser previsible en su accionar permitiendo a sus rivales descifrar y desactivar las minas que sembraban Xavi, Iniesta y compañía. Pero cuando los que corren los 90 minutos no están claros, las ideas deben venir desde el banquillo y de verdad que ni a Roura ni a Tito se les ve la intención real que esta espiral descendente cambie de rumbo.

Pero lo más preocupante es el caso del actual balón de oro. Hace tan solo 8 días atrás en este mismo espacio, afirmábamos que el Barca era Messi-dependiente, que la maquinaria blaugrana fue diseñada para que funcionara en torno al talento del argentino y desafortunadamente, cuando la estrella no aparece (como en Milán) o es aislado (como esta semana con el Real Madrid) sus lugartenientes pierden el rumbo y por ende, el equipo.

Debo dejar claro que el hecho de que “el mejor equipo de todos los tiempos” tenga problemas no le quita en absoluto el mérito a un AC Milán que contrario a los pronósticos le dio un primer mazazo en su casa o a un Real Madrid que planteo y realizo una fabulosa lectura del partido de vuelta por la Copa del rey. Dos derrotas en una semana tampoco son para asegurar que el Barcelona esta derrotado ni mucho menos, todos los equipos de leyenda cumplen su ciclo por diferentes razones (edad de sus integrantes, cambios de jugadores, etc.) pero aún es peligroso.

Napoleón solía decir, «No luches demasiado con un enemigo o terminarás enseñándole todo lo que sabes sobre el arte de la guerra» y al parecer, el cuadro catalán, ha batallado demasiado con Mourinho. Y otros también están aprendiendo.

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